Dicen que aquellas personas que pierden alguno de sus sentidos, amplifican otros de forma natural para sobrevivir.
Georgia no es ciega, ni sorda o muda. Tampoco tiene algún problema físico que le impida moverse, pero su belleza es algo poco convencional: es mitad inglesa y vietnamita. Con los ojos rasgados y algo estrábicos; posee un cuerpo que recuerda más bien al de una niña. Aún así, bajo el cuidado de su madre, una adivina que se sirve de sus visiones para alimentarse en un barrio bohemio de París, y su amigo/guardián, de la tienda que regentan, ha logrado pulir sus encantos más escondidos, consiguiendo que más de la mitad de los hombres de Francia busquen su atención. Georgia tan sólo tiene 18 años...
Georgia no es ciega, ni sorda o muda. Tampoco tiene algún problema físico que le impida moverse, pero su belleza es algo poco convencional: es mitad inglesa y vietnamita. Con los ojos rasgados y algo estrábicos; posee un cuerpo que recuerda más bien al de una niña. Aún así, bajo el cuidado de su madre, una adivina que se sirve de sus visiones para alimentarse en un barrio bohemio de París, y su amigo/guardián, de la tienda que regentan, ha logrado pulir sus encantos más escondidos, consiguiendo que más de la mitad de los hombres de Francia busquen su atención. Georgia tan sólo tiene 18 años...
Con el sentido de una Cleopatra moderna, enseguida cae en la tentación de poner a prueba al chico más guapo que ha visto en su vida.
Dámaso es un joven español de unos 20 años que ha huido de Madrid en busca de excitación y la novedad. Ahora vive con un antiguo amigo pintor que se ha vuelto rico y disfruta de los placeres de la vida. Dámaso sólo acepta chicas a su mismo nivel y, por supuesto, se ha prometido no caer en las redes de ninguna mujer, hasta que de repente Georgia hace una apuesta con él y todo, absolutamente todo, cambia a su alrededor...
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